Términos como resiliencia, sostenibilidad, movilidad, accesibilidad o medio ambiente son conceptos abstractos que han pasado a ser "comodines" de moda en el discurso político y corporativo.

Desde las páginas de las Agendas Urbanas y los Planes Generales de Ordenación Municipal (PGOM) hasta los mítines locales, asistimos a una sustitución preocupante. La acción concreta (instalar farolas LED) es sistemáticamente reemplazada por la retórica conceptual ('sostenibilidad'). Este hábito diluye el compromiso. Los ciudadanos debemos exigir "menos conceptos de moda y más hechos. La credibilidad exige concreción."

Este debate no es una teoría académica; es una urgencia local. Nuestro Ayuntamiento ya ha culminado la Agenda Urbana y otros instrumentos (como el Plan de Movilidad), procesos que lamentablemente contaron con escasa implicación ciudadana. Ahora, con la inminente elaboración del PGOM, nos enfrentamos a la herramienta más trascendental para el futuro de nuestro municipio. Es el momento de 'tocar arrebato': debemos participar activamente e influir, pero no solo con ideas, sino con conocimiento. Para que se atiendan nuestras necesidades concretas, debemos conocer la metodología SMART y exigir que cada línea del PGOM hable de metros, euros y plazos.

En la planificación hay diversos niveles que van desde lo abstracto (definir el horizonte) hasta lo concreto (definir los pasos a dar). El ciudadano aspira a conocer las medidas concretas, no los conceptos abstractos (sostenibilidad, resiliencia, movilidad, accesibilidad, etc.).

Una línea de actuación no debería llamarse simplemente "Fomentar la Resiliencia". Debería llamarse, por ejemplo, "Programa de Adaptación y Refuerzo de Infraestructuras Críticas (enfocado en Resiliencia)".

Nivel de planificación

Función (Nivel de Abstracción)

Ejemplo genérico (Abstracto)

Visión/Misión

Definir el horizonte (Alto)

Fomentar la sostenibilidad urbana.

Objetivo estratégico

Definir el Resultado (Medio)

Mejorar la movilidad sostenible en el centro de la ciudad.

Línea de actuación

Definir el Ámbito de Acción (Medio-Bajo)

Impulsar una infraestructura de movilidad ciclista.

Medida/Acción concreta

Definir los pasos a dar (Bajo)

Ampliar en 15 km la red de carriles bici segregados en los núcleos a,b,c,... con un presupuesto de 1 millón de euros, antes de abril de 2026.

 
1. Agendas Urbanas y PGOM: El Desafío de la Concreción

En el ámbito técnico-urbanístico, las Agendas Urbanas y los Planes Generales de Ordenación Municipal (PGOM) son herramientas fundamentales. La Agenda Urbana (la visión) define el modelo de ciudad deseado y el PGOM (la herramienta regulatoria) aterriza los conceptos de la Agenda Urbana en parcelas, metros y presupuestos.

Si el PGOM mantiene conceptos abstractos las Líneas de Acción se convierten en un catálogo de buenas intenciones que no obliga a nadie, por tanto el Plan es inútil, cuando no engañoso.

Documento

Nivel de abstracción esperado

Lo que suele ocurrir

Agenda Urbana 

Estratégico/Filosófico. Define el modelo de ciudad deseado.

Se queda solo en la declaración de principios ("ser una ciudad sostenible, resiliente") y no articula mecanismos de seguimiento e indicadores claros.

PGOM

Regulatorio/Concreto. Traduce la estrategia en usos del suelo, densidades y redes de infraestructuras.

Debería especificar el "cuánto" y el "dónde" (ej. metros cuadrados de suelo dotacional, reservas para transporte público, anchura de vías) y, a menudo, se diluye con el lenguaje de la Agenda, resultando el planeamiento flexible y ambiguo

 

2. El Discurso habitual: Retórica vacía

El uso de términos abstractos como "movilidad", "accesibilidad" o parecido, sin cuantificación ni ubicación exacta, genera desconfianza y escepticismo. Los ciudadanos y los medios esperan medidas concretas que afecten directamente a su día a día.

  • En la Visión/Misión: Los conceptos abstractos son absolutamente necesarios y están bien empleados, pues sirven para definir el horizonte a largo plazo, los valores y la filosofía general (el "qué queremos ser").
  • En los Planes de Acción/Líneas de Actuación: El uso reiterado de conceptos abstractos es un síntoma de vaguedad y, a menudo, una falta de claridad sobre las medidas reales a implementar (el "cómo lo vamos a hacer").

Discurso vacío (abstracto)

Discurso creíble (concreto)

"Vamos a mejorar la accesibilidad y la movilidad"

"En el próximo semestre, instalaremos 15 nuevas rampas accesibles en la acera de la Calle Tal, y ampliaremos la línea de autobús L3 con una frecuencia de 15 minutos en hora punta".

"Trabajamos por la sostenibilidad del municipio"

"Aprobaremos un crédito de 2 millones de euros para sustituir las 5.000 luminarias públicas por tecnología LED de bajo consumo"

 

3. La Clave: Pasar del "Qué" al "Cómo" (y "Con qué")

La solución es asegurar que los Planes de Acción y las Líneas de Actuación se traduzcan en medidas SMART (objetivos que siguen criterios específicos, medibles alcanzables, relevantes y en un plazo, para asegurar que sean claros medibles y realistas). Esta metodología ayuda a las organizaciones/instituciones a definir metas concretas, crear planes de acción, enfocar sus recursos y medir el progreso hacia sus objetivos a largo plazo.

Objetivos SMART

Para asegurar que los planes de acción sean efectivos y no solo retórica, hay que buscar que respondan a estas preguntas:

  • ¿Quién lo hace? (Responsable).
  • ¿Qué se hace exactamente? (Verbo y objeto de la acción).
  • ¿Cuándo se hace/termina? (Plazo).
  • ¿Con qué recursos? (Presupuesto/Medios).
  • ¿Dónde se implementa? (Ámbito geográfico).

Si las líneas de acción de un plan estratégico que se lee no permiten responder a la mayoría de estas preguntas, es una señal clara de que se está abusando del concepto abstracto y se está fallando en la concreción.

4. Conclusión

El gran reto de la gestión pública actual es cerrar la brecha entre la retórica estratégica (la que usa los conceptos globales) y la ejecución táctica (la que habla de metros, euros y plazos).

Tenemos que exigir claridad en lugar de aceptar la retórica vacía. Pasar de las buenas palabras a las buenas obras. Para lograrlo, los ciudadanos debemos exigir que cada plan de nuestro municipio (Agenda Urbana, PGOM, etc.) se audite con la regla SMART.

Solo la concreción nos permitirá pasar de las buenas palabras a las buenas obras que cambien de verdad nuestro entorno.

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